La historia de Javier Lema comienza en el mar. Su familia, emprendedoras gentes marineras de Muxía, era propietaria de barcos de pesca en los que Javier trabajó desde muy joven. Su pasión por la cocina llega en el secadero de congrio que la familia regentaba y del que, años después, él mismo se hizo cargo. En este negocio empezó a experimentar realizando diferentes recetas que utilizaban el producto pescado y procesado por el mismo Javier